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Programación neurolingüística


Entre los efectos colaterales al avance del conocimiento acerca del cerebro, el reto de entender cómo funcionamos guarda una gran complejidad y cada paso debe realizarse con el mayor rigor y responsabilidad posibles. Sin embargo, existen algunas propuestas de productos y alternativas para la solución de problemas basadas en este conocimiento que se quedan en lo superficial y comprometen la percepción social de la ciencia y el bienestar de las personas.

La programación neurolingüística (PNL), es un concepto que vincula tres elementos en su definición:

  • El elemento neuro, que hace referencia a lo neurológico y presenta la base biológica de los pensamientos y las acciones en el sistema nervioso.

  • El aspecto de la lingüística, que se relaciona con la forma de expresar los pensamientos y, en general, con el lenguaje como vehículo de la comunicación.

  • Por último, el concepto de programación, que indica la manera como la mente (cerebro), procesa mensajes (lenguaje), y cómo este mecanismo es susceptible de ser modificado para lograr objetivos personales o laborales, e incluso para atender problemas de salud mental.



La PNL se presenta entonces como el estudio de la manera en que se representa el lenguaje en el cerebro y los mecanismos que mantienen estos procesos. Y también como una serie de herramientas para reconocer y establecer procesos comunicativos que permitan facilitar los procesos humanos y generar modelos de cómo funciona la mente y la percepción humana.

Otros de sus representantes la consideran como la manera de conocer los pensamientos, acciones y emociones que producen la experiencia de las personas, con el objetivo de modificar los comportamientos problemáticos y dar lugar a nuevos hábitos.

El espectro de definiciones de la PNL es tan amplio y variado como las personas que practican sus técnicas, y tan complicado como todas sus promesas. Para sus creadores, la PNL es una forma de psicología aplicada definida como la aptitud para producir y aplicar programas aprendidos para cambiar algún hábito o solucionar algún problema. La presentan como una herramienta de fácil aplicación y adaptable a las medidas de los usuarios, lo que la aleja de los principios de generalización y replicabilidad sobre los que se basa el método científico.

La PNL es por mucho una de las pseudociencias más famosas. El número de estudios que han tratado de validar o verificar alguna de sus afirmaciones es amplio y la conclusión desde la comunidad científica es que la práctica de la PNL no puede considerarse científica e incluso alertan sobre los riesgos que implica para la salud de las personas.

Al realizar una búsqueda en Google Académico (en mayo de 2022), es posible evidenciar que se habla de la PNL como una pseudociencia en 345 publicaciones, tan solo en los últimos cinco años.

Para realizar y enseñar PNL se parte del supuesto de que las personas solo perciben de manera consciente una pequeña parte del mundo que, a su vez, está filtrada por la experiencia, las creencias y la biología. De manera que el comportamiento de las personas se podría explicar en función de esa percepción del mundo y de la experiencia subjetiva que tengan. Esta “estructura de mundo” podría ser moldeada para cambiar creencias y comportamientos para mejorar el funcionamiento de la persona. Además, la PNL es una de las pseudociencias que más se entremezclan con otras, por lo que es posible encontrar diferencias importantes entre las personas que la practican.



Dentro de la propuesta de la PNL y la variedad de fuentes y prácticas que se pueden encontrar en el mercado, es posible identificar tres errores importantes:

  1. La PNL considera que el comportamiento puede ser guiado por el lenguaje. Esto desconoce que la mayor parte de nuestro comportamiento no es lingüístico y se genera por reacciones reflejas ante lo que pasa a nuestro alrededor. Además, la PNL dice poder explicar el comportamiento, pero lo que suele hacer es generar relaciones entre acciones y estados (físicos y psicológicos). Esto marca una diferencia importante con la psicología, pues el estudio científico del comportamiento involucra encontrar las relaciones entre las acciones del sujeto, los eventos en el ambiente y los mecanismos que le subyacen.

  2. Se presenta como factible de aplicación en contextos tan diversos como la educación, las organizaciones, la superación personal, y la salud mental. Esto representa un riesgo para los pacientes y consultantes que buscan ayuda en temas asociados a salud mental, pues se alejan de recibir una atención adecuada y se exponen a consecuencias difíciles de predecir.

  3. No es adecuado usar el término programación en el contexto del cerebro. Considerar que el cerebro es susceptible de programación, como lo es un computador, es incorrecto. El ordenador, término que nos da algunas luces sobre cómo funciona esta máquina, cuenta con un mecanismo de ingreso de información cómo es el lenguaje de programación. Por su parte el cerebro humano no obedece a la lógica computacional y no es susceptible de ser programado mediante el ingreso de instrucciones basadas, por ejemplo, en el lenguaje verbal. Aunque la psicología cognitiva y la neurociencia computacional hacen uso de la metáfora del cerebro como máquina, este enfoque de estudio se orienta exclusivamente a entender los mecanismos de procesamiento de información del cerebro y no a encontrar formas de modificar o manipular su funcionamiento.

La programación neurolingüística hace una peligrosa promesa de logro de objetivos en unos pocos pasos y asume que es factible programar la experiencia humana como una posibilidad real de tratar los problemas y las dificultades de las personas. Aunque la base explicativa de la PNL resulta intuitivamente correcta, por el aparente soporte científico que dice tener, aún no es posible comprobar o refutar ninguno de sus supuestos.

Aunque resulte muy atractivo poder concluir de manera práctica quién miente y quien se encuentra poco conectado con una tarea, la PNL es una simplificación de la complejidad humana que puede ser nociva y frustrante para quienes se exponen al contenido y la propuesta de sus prácticas.

El gran obstáculo aquí es que las neurociencias no terminan de entender cómo funciona el cerebro. En esta búsqueda de respuestas echan mano de principios de psicología cognitiva para el estudio de, por ejemplo, la toma de decisiones y la solución de problemas a partir de ciertas premisas. Pero, estas estrategias no informan con veracidad la forma como funciona el cerebro, apenas es una medida relacionada y basada en el comportamiento observable.

En conclusión, la controvertida propuesta de la PNL sigue sin poder validar ninguno de sus supuestos. Aunque hace uso de términos provenientes de las neurociencias y métodos derivados de la psicología, todavía resulta confusa y superficial su definición, sus métodos y sus verdaderos alcances. Esto aumenta el riesgo para las personas de exponerse a un enfoque terapéutico y vocacional que pueda resultar adverso.


Cerebro derretido


Una aclaración necesaria: La neurolingüística es una disciplina de estudio rigurosa y válida para la comunidad académica que se encarga del estudio de la representación del lenguaje en el cerebro. Estudia cómo y dónde se organiza el idioma en el cerebro, así como los mecanismos cerebrales para el procesamiento del lenguaje.

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